La niña mira desde las sombras al conejo...muerte...parece haberse movido, pero solo es un espejismo...sangre...la niña observa desde su rincón inocentemente...odio...el peluche la vigila con sus oscuros y profundos ojos de botón...terror...la niña se abalanza sobre el peluche inerte y le arranca los ojos con ferocidad...violencia...encierra los ojitos en una cajita de plata...silencio...el peluche sonríe , los hilos de los ojos arrancados cuelgan de las cuencas...OSCURIDAD...
{//..._-_...\\}
Había luna llena, y la confusión se apoderó de la mente de la niñita...esos fantásticos colores de plata y abismo...la llevaron a repasar sus errores cometidos, y encontró tantos, que cansada dejó de buscar. Se acurrucó en su rincón oscuro...y se dejo llevar.
Porque...¿Que más le quedaba si no una vana ilusión de su príncipe azul?
Se dejo llevar y saco todo el dolor de su pecho, expulsando a su vez todas esas hadas madrinas y príncipes encantadores...la sangre corrió por la vereda de su atormentada vida, y pudo al fin aunque poco, descansar.
...\oOo/...
El oso panda volvió al ataque.
-Creías que te librarías de nosotros eh..... Ya ves que no....seguimos aquí y no nos iremos...nunca.
La niña enredó el cabello entre las manos y comenzó a darse de cabezazos contra la pared con una furia violenta. Los oídos comenzaron a zumbarle y un dolor sordo inundó sus sienes...pero ella no cesaba en su loco empeño. Segundos después cayó al suelo semi-inconsciente. Sus rizos negros se desparramaron por el suelo de baldosas negras y blancas. Un reguero de sangre surcaba su dulce rostro y sus ojos se veían hinchados y amoratados por el llanto.
-Esto solo empeora las cosas pequeña- Dijo el panda de peluche.
Sus ojos, dos canicas de una oscuridad absorbente relucieron por un segundo. La habitación estaba a oscuras y la niña alcanzó a ver como el peluche tomaba asiento de nuevo en la mesa de té de juguete y se servía una taza de la sustancia invisible. Aquel tétrico lugar de locos la estaba trastornando. Pensando en lo irónico de la situación cerró los ojos y se dejó llevar... Al limbo...
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Había luna llena, y la confusión se apoderó de la mente de la niñita...esos fantásticos colores de plata y abismo...la llevaron a repasar sus errores cometidos, y encontró tantos, que cansada dejó de buscar. Se acurrucó en su rincón oscuro...y se dejo llevar.
Porque...¿Que más le quedaba si no una vana ilusión de su príncipe azul?
Se dejo llevar y saco todo el dolor de su pecho, expulsando a su vez todas esas hadas madrinas y príncipes encantadores...la sangre corrió por la vereda de su atormentada vida, y pudo al fin aunque poco, descansar.
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El oso panda volvió al ataque.
-Creías que te librarías de nosotros eh..... Ya ves que no....seguimos aquí y no nos iremos...nunca.
La niña enredó el cabello entre las manos y comenzó a darse de cabezazos contra la pared con una furia violenta. Los oídos comenzaron a zumbarle y un dolor sordo inundó sus sienes...pero ella no cesaba en su loco empeño. Segundos después cayó al suelo semi-inconsciente. Sus rizos negros se desparramaron por el suelo de baldosas negras y blancas. Un reguero de sangre surcaba su dulce rostro y sus ojos se veían hinchados y amoratados por el llanto.
-Esto solo empeora las cosas pequeña- Dijo el panda de peluche.
Sus ojos, dos canicas de una oscuridad absorbente relucieron por un segundo. La habitación estaba a oscuras y la niña alcanzó a ver como el peluche tomaba asiento de nuevo en la mesa de té de juguete y se servía una taza de la sustancia invisible. Aquel tétrico lugar de locos la estaba trastornando. Pensando en lo irónico de la situación cerró los ojos y se dejó llevar... Al limbo...
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