-Maggie...-susurró el chico en su mente-sígueme...ven con migo...no tengas miedo...
-no...no...NO!!!-gritó Maggie con todad sus fuerzas-déjame...NO!!
Intento resistirse a la magnetica atrraccion que la imantaba al chico del pelo cano,
pero en aquella densa niebla su cuerpo se movia despacio y con pesadez, como si cada musculo estubiera agarrotado y dolorido. sollozó mientras su cuerpo se dirigia imparable hacia el escalofriante chico. Intentó mover los dedos, pero lo unico que agarraba era la húmeda niebla. En un abrir y cerrar de ojos se hallaba en brazos del desconocido que tantas otras veces le habia acosado en sueños.
-Todo acabará muy pronto -le susurró al oído-ni siquiera notarás el cambio...
Densos lagrimones surcaban el rostro de Maggie y su cuerpo se convulsionava de terror. In tentó gritar pero su mente colapsada por el miedo solo le permitia emitir unos deviles e incongruentes gemidos.
-Shh...-susurro el chico mientras inclinaba la cabeza de Maggie entre sus manos exponiendo su desnudo cuello.
El chico estrechó con fueza su cuerpo y abrió la boca,dejando al descubierto dos relucientes y afilados colmillos. Entonces, cuando el amenazante chico estaba a punto de incar los colmillos en el jugoso cuello de Maggie una luz cegadora ilumino la niebla y la dispersó, Maggie perdió la consciencia.
martes, 29 de junio de 2010
sábado, 26 de junio de 2010
SCREAMS
Maggie se refugio bajo las sabanas de su cama... así no la verían, no podrían verla...sintió como una niebla gélida y pegajosa se adhería a sus tobillos. comenzo a gemir, apenas podía contener el terror irracional que se apoderaba de ella en aquellos momentos. se obligo a repetirse a si misma-esto no es real solo es una pesadilla- pero la fantasmagorica niebla recorría si descanso su cuerpo...envolviendo.a y asfixiandola. el frió le producía pinchazos en los pulmones...en un instante la niebla lo envolvió todo y Maggie perdió la noción del tiempo y el espacio, ni siquiera estaba segura de quien era...ni por que todo era blanco...una inmensidad blanquecina la rodeaba. ya no estaba en su cuarto. como salido de la nada, de repente,frente a ella apareció un alto y esbelto chico de figura felina. sus grandes y profundos ojos negros eran como dos pozos de perdición en los que Maggie estaba segura de que se ocultaba el mayor de los secretos. su pelo en contraste era plateado, canoso, pero de un color mucho mas intenso, lo que conferia a sus delicados rasgos un áurea antinatural....dos sendas lágrimas rodaron por el rostro de Maggie...el no....otra vez el no...
jueves, 17 de junio de 2010
I´M NOT OKAY.segunda parte.
Cuando sonó el timbre me dirigí a mi taquilla sin mediar palabra con nadie, entonces cuando gire por un pasillo me choque de pleno con una persona que venia en dirección contraria, me maldije por mi torpeza y me agache rápidamente para recoger los papeles k se nos habían caído.
- lo-lo siento-dije en español como acto reflejo.
- No pasa nada- respondió la persona en un español vacilante y con un marcado acento americano, me hizo gracia y sonreí, entonces levante la vista para ver quien destrozaba el español con ese acento.
Frente a mi estaba el chico de negro, el flequillo de pelo oscuro le cubría en parte unos profundos y enigmáticos ojos verdes que me miraban sonrientes. Me cojio los papeles que le tendí y yo cogí mi carpesano.
- adiós -me dijo mientras se alejaba.
- Adiós – le dije sonriendo.
También me crucé por el pasillo con la rubia psicotica que me miraba como si ya me odiase y aquello me reventaba.
A la hora del almuerzo comenzó a llover, no me había traído paraguas, y desee con todas mis fuerzas que parara de llover antes de que sonara el timbre del final de las clases.
Trevor me acompaño en la clase de ciencias de la sociedad, donde también estaba el chico de negro. Averigüe con gran sorpresa, que no todos los alumnos del mismo curso coincidíamos en las mismas clases, solo conseguí ver mas de dos veces en mis clases a Trevor, Matt, el chicote negro y una chica con gafas que tenia pinta de ser simpática.
Por desgracia para mi y otros estudiantes descuidados, cuando sonó el timbre continuaba lloviendo, no estaba acostumbrada a llevar paraguas y además me parecía muy aparatoso, pero en aquel momento habría dado cualquier cosa por uno.
Me dirigí apresuradamente a la secretaria para entregar el papel con los justificantes de asistencia y se me ocurrió que tal vez podrían dejarme un paraguas.
-Disculpen-dije tímidamente-¿Tienen algún paraguas que puedan prestarme?
La secretaria sonrió y se volvió para preguntarle a la chica que estaba con ella, sentada al ordenador y tecleaba frenéticamente.
-No- me dijo la mujer mirándome por encima de sus gafas.- el único que teníamos se lo ha llevado un chico hace poco.
-valla –dije con fastidio- gracias de todos modos.
-de nada-me dijeron sonriendo.-hasta mañana.
-hasta mañana-respondí mientras cerraba la puerta de la secretaría tras de mi.
Me plante ante la puerta principal del instituto, la lluvia repiqueteaba rítmicamente contra los cristales y un espeso manto de nubes de un color gris plomizo cubría el cielo. Entonces volví a maldecir mi inteligencia por ni siquiera ocurrírseme el ponerme una simple sudadera con capucha. Respire hondo y apoyé la mano en la enorme manivela de la puerta cuando una voz me detuvo.
-si sales ahí fuera sin nada vas a acabar empapada y cojeras una neumonía- la voz provenía de, mis espaldas y tenia un timbre grave y a la vez melodioso, me volví para ver a quien le preocupaba mi salud, y allí estaba el chico de negro, apoyándose irónicamente sobre el mango de un paraguas. Me sonrió enigmáticamente con una sonrisa que me hizo sonreír a mí también.
-El problema es que no veo por aquí a ningún caballero con paraguas- dije haciéndome la interesante.
- Mademoiselle – dijo inclinándose ante mí a modo de reverencia, un tanto cómica- yo no soy ningún caballero, pero tengo un paraguas.
Y lo alzo para relevar la cuestión.
-no se por que ya me había dado cuenta-dije de modo sarcástico.
-si la dama me lo permite, estaría encantado de acompañarla a su casa-dijo acercándose a mi y tendiéndome el brazo como los antiguos lords de Inglaterra.
-será todo un placer-dije cogiéndome a su brazo y siguiéndole la corriente.
Me miro con cara divertida y una sonrisa picarona se extendió por su rostro, pensé que era un tipo de lo mas peculiar y que además era muy guapo, de una forma casi tétrica. Salimos al exterior y la lluvia nos azotó, mojándonos los bajos de los pantalones y yo me apretuje mas bajo el paraguas, el no pareció percatarse y seguimos andando.
-¿¿es esta tu forma de ligar??-le dije intentando parecer resuelta.
-¿humm.......?-me miro sorprendido, le había pillado con la guardia baja.
-hablo de evitar pulmonías a las chicas con gentileza.-dije alzando las cejas.
-¡Ho!no...- me miro divertido- solo lo hago cuando llueve…o sea todos los días.
Nos reímos juntos aquel chico tenia un talento para hacer bromas.
-en eso te doy la razón- le dije mientras cruzábamos un jardín - desde que ha venido aquí no ha parado de llover.
-¿hace cuanto te has mudado?-me pregunto.
-no mucho la verdad…unos días…-exactamente 5 días…5 interminables días.
-pues si eres nueva ten mucho cuidado-se inclino hacia mí y me susurro al oído-podrías perderte.
Estalle en carcajadas, perderme, en un lugar como este…ya me lo habían dicho dos veces en aquel día.
Entonces escuche un chapoteo y mire al suelo, habíamos metido los pies en un charco enorme y no veía como salir de el sin mojarme mas de lo que ya estaba. Solté un quejido histérico por lo bajo.
-¡mierda!-exclamo mi acompañante con furia, me miro y, tal vez al ver la cara de desolación e incertidumbre que tenia se hecho a reír. Yo también me reí, pero de lo estúpida que me sentía por haberme sumergido en el charco.
-que idiotas-dije aun riéndome y mirando mis pies mojados.
-¡cuidado!-grito yo no sabia a que venia tanto alboroto, pero ya fue tarde cuando lo descubrí, pues un coche que pasaba a una velocidad, seguramente, más rápida de lo establecido nos salpico de agua embarrada. Oí a mi acompañante gritar y maldecir al coche y a algo mas que no logre identificar. Lo mire y el me miro a mi
-Ho dios…-dije medio riendo-estamos chopados.
Por toda respuesta el rió y continuo andando.
Al final llegamos a mi casa sin más complicaciones…pues los dos sabíamos donde estaba la calle.
-¿seguro que no quieres entrar a secarte?-le pregunte, me partía el alma verlo mojado, con el pelo pegado a la frente y la camiseta pegada al cuerpo…y que cuerpo…me obligué a apartar la mirada del torso del recién descubierto paladín.
-no, no hace falta gracias-dijo con humildad- vivo a la vuelta de la esquina. Por cierto, ¿Cómo te llamas?
-Ariadna Gómez –dije sonriendo.-pero me puedes llamar Ari.
-yo soy Gerard Way, pero todos me llamas Ged.
-hasta mañana Ged –dije mientras abría la puerta.
-hasta mañana-dijo mientras se alejaba-a no ser que me ahogue de camino a casa.
-¡espero k llegues intacto!-le grite para que me oyera por encima del rugido de la lluvia.
Me hizo un gesto con la mano y se dio la vuelta. Cerré la puerta de casa tras de mi y sonreí contenta…ya había hecho amigos.
- lo-lo siento-dije en español como acto reflejo.
- No pasa nada- respondió la persona en un español vacilante y con un marcado acento americano, me hizo gracia y sonreí, entonces levante la vista para ver quien destrozaba el español con ese acento.
Frente a mi estaba el chico de negro, el flequillo de pelo oscuro le cubría en parte unos profundos y enigmáticos ojos verdes que me miraban sonrientes. Me cojio los papeles que le tendí y yo cogí mi carpesano.
- adiós -me dijo mientras se alejaba.
- Adiós – le dije sonriendo.
También me crucé por el pasillo con la rubia psicotica que me miraba como si ya me odiase y aquello me reventaba.
A la hora del almuerzo comenzó a llover, no me había traído paraguas, y desee con todas mis fuerzas que parara de llover antes de que sonara el timbre del final de las clases.
Trevor me acompaño en la clase de ciencias de la sociedad, donde también estaba el chico de negro. Averigüe con gran sorpresa, que no todos los alumnos del mismo curso coincidíamos en las mismas clases, solo conseguí ver mas de dos veces en mis clases a Trevor, Matt, el chicote negro y una chica con gafas que tenia pinta de ser simpática.
Por desgracia para mi y otros estudiantes descuidados, cuando sonó el timbre continuaba lloviendo, no estaba acostumbrada a llevar paraguas y además me parecía muy aparatoso, pero en aquel momento habría dado cualquier cosa por uno.
Me dirigí apresuradamente a la secretaria para entregar el papel con los justificantes de asistencia y se me ocurrió que tal vez podrían dejarme un paraguas.
-Disculpen-dije tímidamente-¿Tienen algún paraguas que puedan prestarme?
La secretaria sonrió y se volvió para preguntarle a la chica que estaba con ella, sentada al ordenador y tecleaba frenéticamente.
-No- me dijo la mujer mirándome por encima de sus gafas.- el único que teníamos se lo ha llevado un chico hace poco.
-valla –dije con fastidio- gracias de todos modos.
-de nada-me dijeron sonriendo.-hasta mañana.
-hasta mañana-respondí mientras cerraba la puerta de la secretaría tras de mi.
Me plante ante la puerta principal del instituto, la lluvia repiqueteaba rítmicamente contra los cristales y un espeso manto de nubes de un color gris plomizo cubría el cielo. Entonces volví a maldecir mi inteligencia por ni siquiera ocurrírseme el ponerme una simple sudadera con capucha. Respire hondo y apoyé la mano en la enorme manivela de la puerta cuando una voz me detuvo.
-si sales ahí fuera sin nada vas a acabar empapada y cojeras una neumonía- la voz provenía de, mis espaldas y tenia un timbre grave y a la vez melodioso, me volví para ver a quien le preocupaba mi salud, y allí estaba el chico de negro, apoyándose irónicamente sobre el mango de un paraguas. Me sonrió enigmáticamente con una sonrisa que me hizo sonreír a mí también.
-El problema es que no veo por aquí a ningún caballero con paraguas- dije haciéndome la interesante.
- Mademoiselle – dijo inclinándose ante mí a modo de reverencia, un tanto cómica- yo no soy ningún caballero, pero tengo un paraguas.
Y lo alzo para relevar la cuestión.
-no se por que ya me había dado cuenta-dije de modo sarcástico.
-si la dama me lo permite, estaría encantado de acompañarla a su casa-dijo acercándose a mi y tendiéndome el brazo como los antiguos lords de Inglaterra.
-será todo un placer-dije cogiéndome a su brazo y siguiéndole la corriente.
Me miro con cara divertida y una sonrisa picarona se extendió por su rostro, pensé que era un tipo de lo mas peculiar y que además era muy guapo, de una forma casi tétrica. Salimos al exterior y la lluvia nos azotó, mojándonos los bajos de los pantalones y yo me apretuje mas bajo el paraguas, el no pareció percatarse y seguimos andando.
-¿¿es esta tu forma de ligar??-le dije intentando parecer resuelta.
-¿humm.......?-me miro sorprendido, le había pillado con la guardia baja.
-hablo de evitar pulmonías a las chicas con gentileza.-dije alzando las cejas.
-¡Ho!no...- me miro divertido- solo lo hago cuando llueve…o sea todos los días.
Nos reímos juntos aquel chico tenia un talento para hacer bromas.
-en eso te doy la razón- le dije mientras cruzábamos un jardín - desde que ha venido aquí no ha parado de llover.
-¿hace cuanto te has mudado?-me pregunto.
-no mucho la verdad…unos días…-exactamente 5 días…5 interminables días.
-pues si eres nueva ten mucho cuidado-se inclino hacia mí y me susurro al oído-podrías perderte.
Estalle en carcajadas, perderme, en un lugar como este…ya me lo habían dicho dos veces en aquel día.
Entonces escuche un chapoteo y mire al suelo, habíamos metido los pies en un charco enorme y no veía como salir de el sin mojarme mas de lo que ya estaba. Solté un quejido histérico por lo bajo.
-¡mierda!-exclamo mi acompañante con furia, me miro y, tal vez al ver la cara de desolación e incertidumbre que tenia se hecho a reír. Yo también me reí, pero de lo estúpida que me sentía por haberme sumergido en el charco.
-que idiotas-dije aun riéndome y mirando mis pies mojados.
-¡cuidado!-grito yo no sabia a que venia tanto alboroto, pero ya fue tarde cuando lo descubrí, pues un coche que pasaba a una velocidad, seguramente, más rápida de lo establecido nos salpico de agua embarrada. Oí a mi acompañante gritar y maldecir al coche y a algo mas que no logre identificar. Lo mire y el me miro a mi
-Ho dios…-dije medio riendo-estamos chopados.
Por toda respuesta el rió y continuo andando.
Al final llegamos a mi casa sin más complicaciones…pues los dos sabíamos donde estaba la calle.
-¿seguro que no quieres entrar a secarte?-le pregunte, me partía el alma verlo mojado, con el pelo pegado a la frente y la camiseta pegada al cuerpo…y que cuerpo…me obligué a apartar la mirada del torso del recién descubierto paladín.
-no, no hace falta gracias-dijo con humildad- vivo a la vuelta de la esquina. Por cierto, ¿Cómo te llamas?
-Ariadna Gómez –dije sonriendo.-pero me puedes llamar Ari.
-yo soy Gerard Way, pero todos me llamas Ged.
-hasta mañana Ged –dije mientras abría la puerta.
-hasta mañana-dijo mientras se alejaba-a no ser que me ahogue de camino a casa.
-¡espero k llegues intacto!-le grite para que me oyera por encima del rugido de la lluvia.
Me hizo un gesto con la mano y se dio la vuelta. Cerré la puerta de casa tras de mi y sonreí contenta…ya había hecho amigos.
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I´M NOT OKAY(historias de mi vida truncada)
martes, 15 de junio de 2010
I'M NOT OKAY !
I’m not okay
Cuando llegue a ese pequeño pueblo, nunca imagine que mi vida daría un cambio tan drástico, nunca pensé que se podía pasar tan rápido de estar bien, a estar mal, y diréis… mejor aun , os preguntareis por que lo pienso… si lo pienso es por esto…
Me senté exhausta, en el borde de mi cama… mi nueva cama, mire el reloj digital, era la una menos cinco de la madrugada, la nueva casa no estaba mal, era espaciosa, luminosa, estaba en un vecindario tranquilo… no se que mas podía pedir... a sí, no habernos mudado nunca.
Pero eso era imposible, mi madre era profesora de instituto, y rondaba de aquí para allá, de plaza en plaza, pues si había una plaza vacante mi madre tardaba lo mínimo en ocuparla, pero por fin había encontrado una plaza fija. Y nos habíamos mudado a Colville. Colville era un pueblo húmedo, verde en el que pocas veces sale el sol, pero ¿que podía decir? Estaba en Washington posible mente el lugar mas aburrido de los estados unidos en cuanto a pueblos se tratase.
Solo llevaba un día allí y ya lo odiaba, al día siguiente tendría que enfrentarme al instituto, y el día siguiente estaba por empezar. La una y un minuto.
Me despertó la voz de mi madre.
-venga Ariadna, ¿no querrás llegar tarde a tu primer día de instituto?
Me di media vuelta y seguí durmiendo, como veía que no me dignaba a levantarme tiro con fuerza de las sabanas y me destapo, odiaba que hiciera eso, pero consiguió su propósito, me levante. Desayuné, me asee y cuando estaba a punto de irme me llamo mi madre.
-Ariadna, -me dijo asomando la cabeza por las escaleras- que te valla bien.
Y me dedico una sonrisa que me hizo sentirme calida y me reconforto subiéndome la moral.
Me monte en mí vieja y gastada bici de paseo, color rojo descolorido y emprendí el camino hacia el instituto. No me costo mucho llegar puesto que el pueblo era el mas pequeño que había visto en mi vida. Divisé enseguida el instituto, en cuanto gire la esquina. A duras penas se podía llamar a eso instituto, estaba formado por un gran edificio de tres plantas de fachada de ladrillo rojo, ¿dónde estaba el ambiente estudiantil? en definitiva, la alegría. Aparque la bicicleta y me apresure en atravesar las puertas de cristal. Una vez dentro me fue fácil encontrar la secretaria, tras una puerta con el letrero en ingles. Entre y lo primero que percibí fue un fuerte olor a libros sin estrenar, mezclado con un ligero olor a chocolate y a colonia dulzona, arrugué la nariz, se parecía a la que utilizaba mi madre. Sin que me diera cuenta, por detrás apareció una mujer de cuarenta y muchos menuda y de expresión afable.
-hola –me dijo sobresaltándome ¿te puedo ayudar en algo? –me miro por encima de sus gafas.
-sí, buenas –la seguí con la mirada mientras se situaba detrás de una especie de mostrador- soy Ariadna Gómez.
Me sonrió y se puso a rebuscar en un cajón del enorme archivador que tenia detrás.
-tu madre es la profesora Gómez, ¿no?
-Sí –dije.
-Veamos –dijo mientras sacaba mi expediente- , aquí estas.
Me tendió mi horario, un plano del instituto y la llave de mi taquilla.
-gracias –le dije cociéndolo todo
-espero que te adaptes bien –me dijo con una calida sonrisa mientras me iba-, y procura no perderte.
-Perderme- repetí con tono sarcástico.
Los pasillos estaban llenos de gente que me miraba, algunos de reojo, otros indiscretamente, pero todos con curiosidad. Me dirigí a mi taquilla, la 210, nunca había tenido una taquilla pero me alegre de tener una, metí la llave que la secretaria me había dado y abrí la taquilla, me quite la bandolera y la metí dentro, eran taquillas de cuerpo entero, en la parte inferior había una percha para colgar la chaqueta, la colgué y saque los libros de la asignatura que me tocaba, la clase de ciencias era la 27 b, consulte el plano, estaba cerca.
Cuando entre en la clase ya estaban casi todos los pupitres llenos, el profesor me asigno uno tras unos buenos días. Abrí los libros y ladee la cabeza, de modo que el pelo me cubría parte de la cara. la clase paso deprisa, solo tome unos pocos apuntes sobre la valoración del curso.
Durante el cambio de clase volví a mi taquilla para consultar el horario, allí se respiraba estrés, y hasta cierta hostilidad a los extraños, aquello no era como mi colegio en España, allí todos éramos como una gran familia, pero parecía que en Colville no existía la palabra compañerismo y menos en aquel hostil instituto. Cuando estaba a punto de irme dos fornidos y musculosos chicos se acercaron a mi, pero claro, no era para dirigirme la palabra, eso habría sido tener mucha suerte, en cambio encerraron a un chico con pinta de empollón de clase en la taquilla continua a la mía, hasta entonces pensé k eso solo ocurría en las pelis...y entonces cambio mi suerte, uno de los dos chicos, el mas alto, uno moreno de preciosos ojos azules me hablo.
- hola -dijo- ¿eres nueva? no te había visto antes por aquí.
- si -dije mientras me retiraba el pelo de la cara- soy Ariadna, ari para los amigos.
- yo soy Trevor.
Mientras hablábamos por detrás de trevor asomo su compañero, no tan impresionante pero igual de apuesto.
- hola -dijo- yo soy sam.
- hola - conteste- encantada.
- ¿no eres americana verdad?-pregunto sam- tienen un acento extraño.
- no -dije nerviosa- soy española.
- yo diría que eres escocesa...-dijo trevor.
- no todas las españolas son morenazas cañones...- dije con fastidio cerrando la taquilla, ¿es k ser pelirroja era tan poco típico de España...?vale si, pero eso no era excusa- siento decepcionaros chicos.
- para nada - dijo trevor- ¿de que curso erres? podríamos acompañarte a clase...
-voy a noveno no al jardín de infancia...-dije bromeando.
-¡Ja, ja, ja! que graciosa eres...-se giro hacia su compañero y le sonrió con complicidad-¿no es graciosa sam...?
-Sí y además esta de suerte vamos a la misma clase.
Trevor se acerco a mi y me cogio de la cintura por detrás. Me azore un tanto pero disimule.
-Por favor señorita, si es tan amable siga todo recto el pasillo como indica mi amigo-dijo con voz cómica. Y entonces sam se puso a andar.
-Esperar...-dije preocupada-y el chico de la taquilla...
- No te preocupes nena-dijo sam tirando de mi-ya saldrá...
Mire hacia atrás y vi como un chico total-mente vestido de negro sacaba al empellón de la taquilla, este al verlo se fue corriendo, parecía tenerla tanto miedo como a mis dos acompañantes. El chico noto que le estaba mirando y se volvió, sus profundos ojos verdes me observaron por debajo del oscuro cabello que los cubría esbozo una sonrisa y se alejo por otro pasillo.
El señor simons fue el profesor mas amable que me encontré en aquel instituto, sobre todo por que me informo de mi gran metedura de pata.
-Señorita González-me dijo a través de su tupido bigote-¿estará usted al tanto de que todos los profesores tienen que firmar en una hoja que la secretaria le habrá dado?
Me quede helada y negué con la cabeza, un atisbo de recuerdo surgió en mi memoria.
-Espere...-dije rebuscando entre las hojas de mi carpesano-creo que la metí por aquí sin prestarle demasiada atención...
El señor Simons enarco una ceja y me miro con expresión divertida. Por fin encontré el dichoso papelito y se lo entregue sonriente, lo firmo y me indico que me sentara en un pupitre, delante de el todo. El profesor Simons empezó la clase hablando de Sekspeare…Trevor, k estaba en el pupitre de detrás le pego una patadita discreta a mi silla, me gire rápidamente y la sonreí, el puso cara de aburrimiento y me di la vuelta riéndome, pero al volver la cabeza atisbe por el rabillo del ojo una rubia k me miraba furibunda. No volví a girarme en toda la clase.
Cuando llegue a ese pequeño pueblo, nunca imagine que mi vida daría un cambio tan drástico, nunca pensé que se podía pasar tan rápido de estar bien, a estar mal, y diréis… mejor aun , os preguntareis por que lo pienso… si lo pienso es por esto…
Me senté exhausta, en el borde de mi cama… mi nueva cama, mire el reloj digital, era la una menos cinco de la madrugada, la nueva casa no estaba mal, era espaciosa, luminosa, estaba en un vecindario tranquilo… no se que mas podía pedir... a sí, no habernos mudado nunca.
Pero eso era imposible, mi madre era profesora de instituto, y rondaba de aquí para allá, de plaza en plaza, pues si había una plaza vacante mi madre tardaba lo mínimo en ocuparla, pero por fin había encontrado una plaza fija. Y nos habíamos mudado a Colville. Colville era un pueblo húmedo, verde en el que pocas veces sale el sol, pero ¿que podía decir? Estaba en Washington posible mente el lugar mas aburrido de los estados unidos en cuanto a pueblos se tratase.
Solo llevaba un día allí y ya lo odiaba, al día siguiente tendría que enfrentarme al instituto, y el día siguiente estaba por empezar. La una y un minuto.
Me despertó la voz de mi madre.
-venga Ariadna, ¿no querrás llegar tarde a tu primer día de instituto?
Me di media vuelta y seguí durmiendo, como veía que no me dignaba a levantarme tiro con fuerza de las sabanas y me destapo, odiaba que hiciera eso, pero consiguió su propósito, me levante. Desayuné, me asee y cuando estaba a punto de irme me llamo mi madre.
-Ariadna, -me dijo asomando la cabeza por las escaleras- que te valla bien.
Y me dedico una sonrisa que me hizo sentirme calida y me reconforto subiéndome la moral.
Me monte en mí vieja y gastada bici de paseo, color rojo descolorido y emprendí el camino hacia el instituto. No me costo mucho llegar puesto que el pueblo era el mas pequeño que había visto en mi vida. Divisé enseguida el instituto, en cuanto gire la esquina. A duras penas se podía llamar a eso instituto, estaba formado por un gran edificio de tres plantas de fachada de ladrillo rojo, ¿dónde estaba el ambiente estudiantil? en definitiva, la alegría. Aparque la bicicleta y me apresure en atravesar las puertas de cristal. Una vez dentro me fue fácil encontrar la secretaria, tras una puerta con el letrero en ingles. Entre y lo primero que percibí fue un fuerte olor a libros sin estrenar, mezclado con un ligero olor a chocolate y a colonia dulzona, arrugué la nariz, se parecía a la que utilizaba mi madre. Sin que me diera cuenta, por detrás apareció una mujer de cuarenta y muchos menuda y de expresión afable.
-hola –me dijo sobresaltándome ¿te puedo ayudar en algo? –me miro por encima de sus gafas.
-sí, buenas –la seguí con la mirada mientras se situaba detrás de una especie de mostrador- soy Ariadna Gómez.
Me sonrió y se puso a rebuscar en un cajón del enorme archivador que tenia detrás.
-tu madre es la profesora Gómez, ¿no?
-Sí –dije.
-Veamos –dijo mientras sacaba mi expediente- , aquí estas.
Me tendió mi horario, un plano del instituto y la llave de mi taquilla.
-gracias –le dije cociéndolo todo
-espero que te adaptes bien –me dijo con una calida sonrisa mientras me iba-, y procura no perderte.
-Perderme- repetí con tono sarcástico.
Los pasillos estaban llenos de gente que me miraba, algunos de reojo, otros indiscretamente, pero todos con curiosidad. Me dirigí a mi taquilla, la 210, nunca había tenido una taquilla pero me alegre de tener una, metí la llave que la secretaria me había dado y abrí la taquilla, me quite la bandolera y la metí dentro, eran taquillas de cuerpo entero, en la parte inferior había una percha para colgar la chaqueta, la colgué y saque los libros de la asignatura que me tocaba, la clase de ciencias era la 27 b, consulte el plano, estaba cerca.
Cuando entre en la clase ya estaban casi todos los pupitres llenos, el profesor me asigno uno tras unos buenos días. Abrí los libros y ladee la cabeza, de modo que el pelo me cubría parte de la cara. la clase paso deprisa, solo tome unos pocos apuntes sobre la valoración del curso.
Durante el cambio de clase volví a mi taquilla para consultar el horario, allí se respiraba estrés, y hasta cierta hostilidad a los extraños, aquello no era como mi colegio en España, allí todos éramos como una gran familia, pero parecía que en Colville no existía la palabra compañerismo y menos en aquel hostil instituto. Cuando estaba a punto de irme dos fornidos y musculosos chicos se acercaron a mi, pero claro, no era para dirigirme la palabra, eso habría sido tener mucha suerte, en cambio encerraron a un chico con pinta de empollón de clase en la taquilla continua a la mía, hasta entonces pensé k eso solo ocurría en las pelis...y entonces cambio mi suerte, uno de los dos chicos, el mas alto, uno moreno de preciosos ojos azules me hablo.
- hola -dijo- ¿eres nueva? no te había visto antes por aquí.
- si -dije mientras me retiraba el pelo de la cara- soy Ariadna, ari para los amigos.
- yo soy Trevor.
Mientras hablábamos por detrás de trevor asomo su compañero, no tan impresionante pero igual de apuesto.
- hola -dijo- yo soy sam.
- hola - conteste- encantada.
- ¿no eres americana verdad?-pregunto sam- tienen un acento extraño.
- no -dije nerviosa- soy española.
- yo diría que eres escocesa...-dijo trevor.
- no todas las españolas son morenazas cañones...- dije con fastidio cerrando la taquilla, ¿es k ser pelirroja era tan poco típico de España...?vale si, pero eso no era excusa- siento decepcionaros chicos.
- para nada - dijo trevor- ¿de que curso erres? podríamos acompañarte a clase...
-voy a noveno no al jardín de infancia...-dije bromeando.
-¡Ja, ja, ja! que graciosa eres...-se giro hacia su compañero y le sonrió con complicidad-¿no es graciosa sam...?
-Sí y además esta de suerte vamos a la misma clase.
Trevor se acerco a mi y me cogio de la cintura por detrás. Me azore un tanto pero disimule.
-Por favor señorita, si es tan amable siga todo recto el pasillo como indica mi amigo-dijo con voz cómica. Y entonces sam se puso a andar.
-Esperar...-dije preocupada-y el chico de la taquilla...
- No te preocupes nena-dijo sam tirando de mi-ya saldrá...
Mire hacia atrás y vi como un chico total-mente vestido de negro sacaba al empellón de la taquilla, este al verlo se fue corriendo, parecía tenerla tanto miedo como a mis dos acompañantes. El chico noto que le estaba mirando y se volvió, sus profundos ojos verdes me observaron por debajo del oscuro cabello que los cubría esbozo una sonrisa y se alejo por otro pasillo.
El señor simons fue el profesor mas amable que me encontré en aquel instituto, sobre todo por que me informo de mi gran metedura de pata.
-Señorita González-me dijo a través de su tupido bigote-¿estará usted al tanto de que todos los profesores tienen que firmar en una hoja que la secretaria le habrá dado?
Me quede helada y negué con la cabeza, un atisbo de recuerdo surgió en mi memoria.
-Espere...-dije rebuscando entre las hojas de mi carpesano-creo que la metí por aquí sin prestarle demasiada atención...
El señor Simons enarco una ceja y me miro con expresión divertida. Por fin encontré el dichoso papelito y se lo entregue sonriente, lo firmo y me indico que me sentara en un pupitre, delante de el todo. El profesor Simons empezó la clase hablando de Sekspeare…Trevor, k estaba en el pupitre de detrás le pego una patadita discreta a mi silla, me gire rápidamente y la sonreí, el puso cara de aburrimiento y me di la vuelta riéndome, pero al volver la cabeza atisbe por el rabillo del ojo una rubia k me miraba furibunda. No volví a girarme en toda la clase.
lunes, 14 de junio de 2010
holaaaa!!!
Y *redoble de tambores...*aki mi nuevo blog!!
y único...xD bueno...en definitiva....ire subiendo escritos y dibujos y eso...pero hasta entonces....intentare no tener el blogg abandinaillo...!!
y único...xD bueno...en definitiva....ire subiendo escritos y dibujos y eso...pero hasta entonces....intentare no tener el blogg abandinaillo...!!
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