Creí que la felicidad no existía, también llegué a pensar que la había vivido, pero la verdadera felicidad es la que se siente a tu lado y ahora que se ha ido, desvanecido.... Me pregunto si nos volveremos a ver con los años, si nuestros caminos están unidos o solo se cruzaron. Me diste mas que cualquiera, en tan poco tiempo. Sentirme completa ... Con ocho años mas, con ocho años menos, o diez. Si volvemos a encontrarnos recordare tus ojos y tu sonrisa y lo que me dijiste... contigo si que me casaría y puede que incluso me gustara. Quedarás como un bonito recuerdo, doloroso, profundo y precioso recuerdo en el fondo de mi corazón herido en carne viva.
A.S.P.A.S.
viernes, 5 de agosto de 2011
viernes, 1 de julio de 2011
jueves, 16 de junio de 2011
ROTULOS DE NEÓN III
El ser humano es un animal estúpido por naturaleza, parece incluso que le gusta tropezar con la misma piedra....varias veces... Me quedé pensando en lo que estaba haciendo, por una vez me detuve en el agitado curso de mis pensamientos e intenté comprender mis sentimientos. Pero llegué a la misma conclusión de siempre, no importa lo que sienta, solo mis actos y pienso en ti y me siento mal. Pobre chico....
viernes, 10 de junio de 2011
RÓTULOS DE NEÓN II
Tuve razón, apenas disfruté de aquello y encontré consuelo en pensar en aquella persona a la que en realidad amaba. No era quien yacía a mi lado en la cama y eso me perturbó. Pero, lo ultimo que quería era sufrir y tenia tanto miedo, ojala Él se diese cuenta.
martes, 7 de junio de 2011
Despedidads....
En sus ojos se había producido una de las mayores inundaciones que he visto y sollozaba, intentando disimular la tristeza, así que me acerque, seque las lágrimas de mis ojos y de los suyos y pregunte
_ ¿Qué te sucede?, ¿Qué es lo que empaña tus ojos?
_ No quiero que estemos lejos, no quiero separarme de la persona que más esperanzas me da. Creí que siempre estarías conmigo.
_ Siempre es mucho tiempo_ dije mientras ponía la mano sobre su corazón y continuaba diciendo_ pero, pase lo que pase estaré aquí dentro, apoyándote ante las adversidades y velando por tu felicidad. Cuando parezca que el cielo a dejado de ser azul, los problemas se te caigan encima y el mundo intente sepultarte en vida, piensa en mi, y da por seguro que yo también estaré pensando en ti.
_entonces… ¿Por muy lejos que nos encontremos, tu siempre viajaras conmigo? ¿Será como si te llevara siempre dentro de mí?
_ Claro, nunca te abandonar, ni tu a mi. Cuando el arco iris pierda su esplendor y el sol deje de brillar, estaremos ayudándonos mutuamente y echándonos de menos, como si fuéramos dos, en un mismo cuerpo.
Entonces dejo de llover en su cara y mostró una extensa sonrisa que consiguió contagiarme. Jamás me gustaron las despedidas pero si soñar con el reencuentro.
By: Flor de Lililan ( Andrea)
sábado, 4 de junio de 2011
Para Abby, mi luz negra de esperanza (L)
Tu mundo y el mío se cruzaron ya hace mucho tiempo, fue algo inesperado pero maravilloso, enseguida broto la amistad y hoy sigue fuerte y latente, paseando entre nuestros cuerpos y forjando lazos bajo nuestras pieles. Desde el principio fuimos dos personas muy diferentes tu eras la luna de mi noches, mientras que yo era el sol de tus días. Por eso hoy solo pretendo llevarte unos pocos de mis rayos, para que iluminen tu rostro. Solo quiero que dejes de hacer aquello que inconscientemente haces, y es que aunque no lo dices claramente, yo se que predispones ante tus pies un camino amargo, y auto anulas ante tus ojos todas esas hermosas cualidades que te hacen ser esa persona tan maravillosa a la que yo quiero siempre a mi lado. No puedes decirme que me valore más, por que no lo hago, cuando tu tampoco lo haces, y yo no valgo más que tu y nunca lo are porque tu precio esta mucho más alto que las estrellas, esta allá donde nadie alcanza a ver con los ojos, en un lugar en donde solo se puede ver con e corazón.
By : Andrea Pascual López ( Pichona)
By : Andrea Pascual López ( Pichona)
miércoles, 1 de junio de 2011
Rótulos de neón
Vi un tugurio oscuro, con el rótulo de neón y entré, solo estaba de paso, tomaría un par de copas y saldría por patas, solo me apetecía recordar viejos tiempos de colillas apuradas y whiski aguado, solo eso. Pero entonces, mientras estaba sentada en la barra del bar, apurando mi gintonic, te vi. Te acercaste seguro de ti mismo y sonriente. Fuiste letal, caí otra vez en las garras del abismo en el que había jurado no hundirme. Pero aquí estoy otra vez entre tus sábanas, en una casa desconocida, en una ciudad desconocida, con un hombre desconocido. ¿Seré otra vez tan cobarde como para coger mis bragas y huir de madrugada?. No creo, esta vez me apetece ilusionarme un poco...Ya que no puedo aspirar a actriz, me conformaré con prostituta.
domingo, 22 de mayo de 2011
PROFECÍA GITANA
La muchacha miró la superficie pulida, donde se hallaba preso su reflejo.
-Tú… -sus palabras salieron como hiel de su boca- ¡Maldita seas! Maldita tu estampa y maldita tu alma…nunca más volverás a molestarme, ¡Nunca! Desaparecerás y podré al fin ser libre. Siempre me hiciste la vida imposible, con tus remilgos y niñerías, pero eso va a cambiar ¡Bruja!
-¿Quién es aquí la bruja?-suspiró el reflejo, abatido. En sus oscuros iris verdes se adivinaba el cansancio provocado por años y años luchando, de sufrimientos callados y penas a la espalda- Dime…
Sus palabras se interrumpieron cuando la doble del exterior del espejo. Golpeó con furia salvaje su superficie, convirtiéndola en añicos y creyendo dejar allí encerrada a su reflejo. Esparcidos por el suelo, los fragmentos comenzaron a sangrar profusamente, tiñendo el blanco suelo embaldosado de carmesí. La muchacha recogió con parsimonia un pedazo dónde se veía reflejado un ojo desorbitado y acuoso, su propio ojo. Lentamente se fue cerrando, y como si el párpado fuera de plomo se venció, derramando una lágrima sangrienta. La muchacha sonrió con gesto victorioso. Sacó una cajita negra de delicado metal ornamentado y se dispuso a guardar los trozos restantes.
-Nunca más…
Raito se había quedado a solas en la amplia alcoba, recordaba haber visto un espejo en su última visita a Ruchia, pero no lo encontró por ninguna parte. Se levantó súbitamente del lecho cuando notó un vuelco en el estómago que le subió el corazón a la garganta. Algo marchaba mal. Aguzó todos sus sentidos y le pareció oír algo, en el interior de su cabeza, un susurro. Siguió a aquella sensación, cada vez más intensa, que le llevó hasta un pequeño tocador. Sus manos cobraron vida propia y de uno se los cajones sacó una cajita ornamentada de pulido metal oscuro. Pesaba sobremanera y latía como si estuviera viva. Intentó abrirla, cerrada.
-¡¿Qué haces!?
Raito se volvió sobresaltado, aún con la caja en las manos. Ruchia se encontraba frente a él y al ver la caja las facciones de su rostro cambiaron radicalmente mostrando una máscara de ira y odio. Con un gesto violento le arrebató el objeto de las manos y lo guardó de nuevo.
-¡No vuelvas a tocarla!- le reprendió- ¡nunca!
Raito estaba sorprendido por su reacción, nunca la había visto de aquel modo. Entonces ella cambió súbitamente, su semblante volvió a ser el de antes y su mirada se dulcificó.
-Mi dulce príncipe, perdóname… - susurró contra su oído con tono sugerente- esta noche soy toda tuya…
Se apretó contra él y Raito pudo sentir todos y cada uno de los puntos de la anatomía de ella, su pecho, sus brazos, sus caderas y hasta sus muslos, pidiendo a gritos lo que inevitablemente ocurriría. Todos sus sentidos se nublaron y cedió ante el deseo. La levantó en el aire besándola con la pasión voraz de un fuego descontrolado. Mientras sentía que su mente racional perdía el control de su cuerpo creyó oír un lamento en la lejanía, pero ya era demasiado tarde…
La sombra del espejo se ocultaba en la oscuridad de un rincón, esperando paciente a su otra mitad. Sabia que era arriesgado y que si su intento fracasaba podían morir ambas y Ruchia moriría con ellas. Entonces la puerta de la alcoba se abrió y esta se iluminó con un débil resplandor etéreo. La otra mitad entró en la habitación, seguida de alguien, un apuesto chico de pelo blanco y tez morena. La sombra notó un vuelco en el estómago y toda su convicción se derrumbó como un castillo de naipes al ver a Raito. ``El no debería estar aquí ´´ se dijo `` Da igual, ahora no puedo echarme atrás ´´. La pareja se hacía carantoñas cuando la sombra salió de su escondite y se dejó ver. La otra mitad ahogó un grito de rabia y frustración al verla y su rostro se encendió de ira. Entonces reparó en el cofrecito que había en el suelo, abierto. Raito la miraba como si hubiera visto un fantasma y se separaba, paso a paso de la otra mitad.
-Tú –murmuró- ¡zorra!
La sombra contempló como su plan surgía efecto, la otra mitad miró a todos lados, buscando un arma para atacar a su reflejo, y cogió una daga situada estratégicamente en un diván cercano. La sombra aguantó son la suya escondida entre los pliegues de su túnica. Al percibir la amenaza inminente Raito se interpuso entre las dos mujeres.
Entonces todo sucedió muy deprisa. Raito abrió mucho los ojos, con sorpresa y de entre sus labios comenzó a brotar sangre, roja y espesa. Bajó la cabeza y contempló la afilada punta de la daga que sobresalía de su esternón. Por segunda vez aquella noche la sombra sintió como se le caía el mundo encima, al comprender lo que significaba la rosa roja que se extendía sobre el pecho de Raito. No se dio cuenta de que estaba llorando hasta que un grito salvaje rasgó su garganta y la vació por dentro. Raito cayó al suelo, muerto y detrás la otra mitad sostenía aún la daga ensangrentada. En su mirada se reflejaba la locura que era dueña de su alma y la mueca de su rostro estaba desencajada por la ira.
- Si no lo tengo yo no lo tendrá nadie.
Entonces las dos mitades se abalanzaron la una sobre la otra, con las dagan es ristre. Todo quedó en silencio. Se hallaban detenidas en el centro de la habitación, entrelazadas en un abrazo mortal. La sombra esbozó una sonrisa de victoria y comenzó a toser sangre, sintiendo la daga de su enemiga en las entrañan. La otra mitad se percató del juego, había caído en la trampa al creerla desarmada.
- Eres muy lista pequeña puta…
Las imágenes de las dos se superpusieron y acabaron por fundirse en una sola.
Ruchia cayó al suelo, junto al cuerpo de Raito. Y lloró su muerte amargamente. Cerró los puños con rabia y lanzó un grito desgarrador al aire. `` He intentado encontrarme a mi misma y he acabado perdiendo a quien mas quería ´´. Se dejó llevar por la tristeza y la rabia junto al cuerpo ensangrentado de Raito. La profecía se había cumplido y sentía poco a poco como se moría por dentro.
-Tú… -sus palabras salieron como hiel de su boca- ¡Maldita seas! Maldita tu estampa y maldita tu alma…nunca más volverás a molestarme, ¡Nunca! Desaparecerás y podré al fin ser libre. Siempre me hiciste la vida imposible, con tus remilgos y niñerías, pero eso va a cambiar ¡Bruja!
-¿Quién es aquí la bruja?-suspiró el reflejo, abatido. En sus oscuros iris verdes se adivinaba el cansancio provocado por años y años luchando, de sufrimientos callados y penas a la espalda- Dime…
Sus palabras se interrumpieron cuando la doble del exterior del espejo. Golpeó con furia salvaje su superficie, convirtiéndola en añicos y creyendo dejar allí encerrada a su reflejo. Esparcidos por el suelo, los fragmentos comenzaron a sangrar profusamente, tiñendo el blanco suelo embaldosado de carmesí. La muchacha recogió con parsimonia un pedazo dónde se veía reflejado un ojo desorbitado y acuoso, su propio ojo. Lentamente se fue cerrando, y como si el párpado fuera de plomo se venció, derramando una lágrima sangrienta. La muchacha sonrió con gesto victorioso. Sacó una cajita negra de delicado metal ornamentado y se dispuso a guardar los trozos restantes.
-Nunca más…
Raito se había quedado a solas en la amplia alcoba, recordaba haber visto un espejo en su última visita a Ruchia, pero no lo encontró por ninguna parte. Se levantó súbitamente del lecho cuando notó un vuelco en el estómago que le subió el corazón a la garganta. Algo marchaba mal. Aguzó todos sus sentidos y le pareció oír algo, en el interior de su cabeza, un susurro. Siguió a aquella sensación, cada vez más intensa, que le llevó hasta un pequeño tocador. Sus manos cobraron vida propia y de uno se los cajones sacó una cajita ornamentada de pulido metal oscuro. Pesaba sobremanera y latía como si estuviera viva. Intentó abrirla, cerrada.
-¡¿Qué haces!?
Raito se volvió sobresaltado, aún con la caja en las manos. Ruchia se encontraba frente a él y al ver la caja las facciones de su rostro cambiaron radicalmente mostrando una máscara de ira y odio. Con un gesto violento le arrebató el objeto de las manos y lo guardó de nuevo.
-¡No vuelvas a tocarla!- le reprendió- ¡nunca!
Raito estaba sorprendido por su reacción, nunca la había visto de aquel modo. Entonces ella cambió súbitamente, su semblante volvió a ser el de antes y su mirada se dulcificó.
-Mi dulce príncipe, perdóname… - susurró contra su oído con tono sugerente- esta noche soy toda tuya…
Se apretó contra él y Raito pudo sentir todos y cada uno de los puntos de la anatomía de ella, su pecho, sus brazos, sus caderas y hasta sus muslos, pidiendo a gritos lo que inevitablemente ocurriría. Todos sus sentidos se nublaron y cedió ante el deseo. La levantó en el aire besándola con la pasión voraz de un fuego descontrolado. Mientras sentía que su mente racional perdía el control de su cuerpo creyó oír un lamento en la lejanía, pero ya era demasiado tarde…
La sombra del espejo se ocultaba en la oscuridad de un rincón, esperando paciente a su otra mitad. Sabia que era arriesgado y que si su intento fracasaba podían morir ambas y Ruchia moriría con ellas. Entonces la puerta de la alcoba se abrió y esta se iluminó con un débil resplandor etéreo. La otra mitad entró en la habitación, seguida de alguien, un apuesto chico de pelo blanco y tez morena. La sombra notó un vuelco en el estómago y toda su convicción se derrumbó como un castillo de naipes al ver a Raito. ``El no debería estar aquí ´´ se dijo `` Da igual, ahora no puedo echarme atrás ´´. La pareja se hacía carantoñas cuando la sombra salió de su escondite y se dejó ver. La otra mitad ahogó un grito de rabia y frustración al verla y su rostro se encendió de ira. Entonces reparó en el cofrecito que había en el suelo, abierto. Raito la miraba como si hubiera visto un fantasma y se separaba, paso a paso de la otra mitad.
-Tú –murmuró- ¡zorra!
La sombra contempló como su plan surgía efecto, la otra mitad miró a todos lados, buscando un arma para atacar a su reflejo, y cogió una daga situada estratégicamente en un diván cercano. La sombra aguantó son la suya escondida entre los pliegues de su túnica. Al percibir la amenaza inminente Raito se interpuso entre las dos mujeres.
Entonces todo sucedió muy deprisa. Raito abrió mucho los ojos, con sorpresa y de entre sus labios comenzó a brotar sangre, roja y espesa. Bajó la cabeza y contempló la afilada punta de la daga que sobresalía de su esternón. Por segunda vez aquella noche la sombra sintió como se le caía el mundo encima, al comprender lo que significaba la rosa roja que se extendía sobre el pecho de Raito. No se dio cuenta de que estaba llorando hasta que un grito salvaje rasgó su garganta y la vació por dentro. Raito cayó al suelo, muerto y detrás la otra mitad sostenía aún la daga ensangrentada. En su mirada se reflejaba la locura que era dueña de su alma y la mueca de su rostro estaba desencajada por la ira.
- Si no lo tengo yo no lo tendrá nadie.
Entonces las dos mitades se abalanzaron la una sobre la otra, con las dagan es ristre. Todo quedó en silencio. Se hallaban detenidas en el centro de la habitación, entrelazadas en un abrazo mortal. La sombra esbozó una sonrisa de victoria y comenzó a toser sangre, sintiendo la daga de su enemiga en las entrañan. La otra mitad se percató del juego, había caído en la trampa al creerla desarmada.
- Eres muy lista pequeña puta…
Las imágenes de las dos se superpusieron y acabaron por fundirse en una sola.
Ruchia cayó al suelo, junto al cuerpo de Raito. Y lloró su muerte amargamente. Cerró los puños con rabia y lanzó un grito desgarrador al aire. `` He intentado encontrarme a mi misma y he acabado perdiendo a quien mas quería ´´. Se dejó llevar por la tristeza y la rabia junto al cuerpo ensangrentado de Raito. La profecía se había cumplido y sentía poco a poco como se moría por dentro.
martes, 19 de abril de 2011
Ven, acercate...
...no muerdo, lo juro, solo es un esteorotipo, una mascara, una ilusión. Antes solia ser buena chica, cuando aun no te conocia, cuando aún no me habia vuelto loca, o tal vez esto no es locura, tal vez por fin estoy sana...cuerda por una vez.....noooo ¿a dónde vas? no te alejes, no quiero estar sola, porfabor quedate en mi cama y abrazame esta noche solo por hoy, no pido mas, durmamos en posición de cucharita y digamonos cosas romanticas al oido, puedo cuidar de ti, puedo ser dulce y romantica, dejare en alcohol, las drogas....acercate...no...muerdo...
Merry-go-round
La tenebrosa mansión siempre había tenido a los habitantes de la pequeña ciudad atemorizados, no solo a los niños, que, fuera de sentir terror realmente, se divertían contando historias y vinculando la vieja casona con fantasmas, brujas y maleficios. Los niños inventaban las historias y los adultos se las creían, por eso ya nadie frecuentaba si quiera los alrededores de la misteriosa mansión. En otros tiempos, a finales del siglo XVIII había pertenecido a un acaudalado señor de la zona, que era poseedor de la mayoría de las tierras colindantes y tenia varias empresas provechosas. La mujer de aquel hombre, encaprichada por el paisaje verdoso y exuberante del condado había mandado construir la mansión. En sus tiempos prósperos había sido una gran casa de mármol blanco, traído de tierras lejanas, una gran y ostentosa escalinata con dos fieros leones custodios a los lados conducían a un amplio porche orientado al este, por dónde asomaba la suave y calida luz del sol naciente. Se alzaba en dos pisos, salpicada de grandes ventanales y un amplio balcón que recorría todo el perímetro de la mansión, apoyándose en gruesos y ornamentados pilares jónicos. Precediendo la grandiosa casa había florecido un jardín casi laberíntico, cultivado con numerosas flores traídas de todos los rincones del mundo. Y protegiendo el jardín, una firme valla de hierro forjado acabada en punta de lanza, que esperaba amenazante a los intrusos. Los tres hijos del adinerado y su esposa, habían correteado y jugado por aquellos jardines, dos niñas y un niño. Pero, poco después del nacimiento del último de los hijos, el barón, el padre comenzó a perder su dinero y la prosperidad de la familia decayó, tuvieron que vender sus tierras. Después, cuando ya no quedaba nadie que pudiera servir a los no tan ricos propietarios de la mansión, todos desaparecieron, encontraron al padre colgado, del balcón, justo encima de la escalinata. Nunca encontraron a la mujer ni a los hijos, pero la gente comenzó a especular y nacieron las leyendas. Con el tiempo se fue rodeando de lujosas, pero considerablemente más pequeñas, casas y se olvidó su verdadera historia.
Pero aquella mañana alguien se había atrevido a acercarse a la verja de la vieja mansión. La niña se agarraba a los barrotes de hierro con decisión, miraba hacia la casa con el ceño fruncido y una profunda curiosidad en la mirada. Los rallos del sol herían la fachada de mármol blanco, que brillaba con luz propia. El jardín descuidado se extendía selvático y se podían apreciar aún algunas de las exóticas flores de antaño. Por fin , respiro hondo armada de valor y con la maestría de quien lo había hecho varias veces trepó por la verja, sobre las puntas de lanza y se descolgó al otro lado con una graciosa agilidad. Echó a andar hacia la entrada de la casa, el camino estaba franqueado por grandes cipreses centenarios que se inclinaban hacia delante entrelazando sus puntas, formando la ilusión de un túnel vegetal, por el que se filtraban los suaves rallos de la luz solar. La niña siguió andando contemplando los árboles anonadada. Cuando llegó a la gran escalinata, la subió con inquietud dejando atrás los dos leones custodios que parecían seguirla con la mirada. Al llegar a lo alto, bajo el porche, miró hacia atrás, ansiosa, nadie la miraba, todo estaba desierto y solo se oía el susurro del viento a su alrededor. Posó sus manos en las grandes manivelas de la gigantesca y ornamentada puerta y empujó con fuerza, la puerta crujió en sus goznes y se movió unos milímetros, volvió a empujar dejando caer todo su peso contra ella y esta vez la puerta cedió lo suficiente como para cederle el paso. Estaba dentro de la casa. Olía terriblemente a cerrado y a descomposición. Cuando los ojos de la niña se acostumbraron a la escasa luz, pudo apreciar que se hallaba en un gran vestíbulo, escasamente iluminado por unos ventanales lejanos, frente a ella se alzaba una gran escalera divergente que subía al segundo piso. En lo alto de la escalinata se hallaba colgado en la pared un gran retrato, de una bella dama que sonreía, con las manos en el regazo, seria joven y su dorado pelo ensortijado caía en tirabuzones sobre sus hombros. Su piel marmórea dotaba al cuadro de una etérea belleza y contrastaba con sus ojos oscuros y el vestido esmeralda. La niña se quedó fascinada. De pronto una extraña melodía comenzó a sonar por las paredes de la gran casa, sus notas dulces y sinuosas estaban cargadas de nostalgia e inocencia, una melodía que hizo a la niña sentir un gran vacío en el pecho que la turbaba profundamente. De repente la mirada de la dama de verde le pareció triste. La sinuosa música continuaba sonando, como pequeñas campanas que replicaban. Las hechizantes notas hicieron a la niña ascender por las escaleras, hasta un alargado pasillo del ala oeste. Las motas de polvo volaban doradas heridas por la luz del sol naciente, creando una mágica quimera. Poco a poco la melodía pasó a ser mas intensa, y las notas martilleaban acuciantes en los oídos de la niña. Se acercaba a una puerta entornada de la que rebosaban intensos haces de luz. La puerta crujió en sus goznes cuando la niña posó su mano sobre ella y la abrió. La intensa luminosidad la cegó durante unos instantes que tardó en recuperar la vista. Se encontraba en una habitación amplia y polvorienta. La hipnotizante melodía continuaba sonando y la chica supo que venía del una pequeña figura de porcelana abandonada en un rincón. Cuando se acercó más y se arrodilló a contemplarla se percató de que era un pequeño tiovivo musical que giraba lentamente, como dotado de vida propia. Como salida de la nada, una pequeña pelota de trapo golpeó suavemente el pié de la niña. Extrañada miró en la dirección el la que había venido la pelota y se le heló la sangre en las venas. De pié junto a ella se hallaba un niño que la miraba con ojos tristes y brillantes, saltones, como salidos de las órbitas, su piel pálida le pareció a la niña translúcida. Vestía ropas que bien podían ser de hacía dos siglos. Su pelo era de un color rubio pajizo. El niño sonrió como un inocente ángel de Botticelli.
- ¿Vienes a jugar conmigo? – Preguntó con una escalofriante voz de barítono, la música cesó, los caballitos ya no se movían.
Otro niño se paro ante la oxidada y selvática verja y quedó cautivado por la misteriosa áurea de la gran casa. Ora vez resonó la melodía, los caballitos se pusieron en marcha.
Pero aquella mañana alguien se había atrevido a acercarse a la verja de la vieja mansión. La niña se agarraba a los barrotes de hierro con decisión, miraba hacia la casa con el ceño fruncido y una profunda curiosidad en la mirada. Los rallos del sol herían la fachada de mármol blanco, que brillaba con luz propia. El jardín descuidado se extendía selvático y se podían apreciar aún algunas de las exóticas flores de antaño. Por fin , respiro hondo armada de valor y con la maestría de quien lo había hecho varias veces trepó por la verja, sobre las puntas de lanza y se descolgó al otro lado con una graciosa agilidad. Echó a andar hacia la entrada de la casa, el camino estaba franqueado por grandes cipreses centenarios que se inclinaban hacia delante entrelazando sus puntas, formando la ilusión de un túnel vegetal, por el que se filtraban los suaves rallos de la luz solar. La niña siguió andando contemplando los árboles anonadada. Cuando llegó a la gran escalinata, la subió con inquietud dejando atrás los dos leones custodios que parecían seguirla con la mirada. Al llegar a lo alto, bajo el porche, miró hacia atrás, ansiosa, nadie la miraba, todo estaba desierto y solo se oía el susurro del viento a su alrededor. Posó sus manos en las grandes manivelas de la gigantesca y ornamentada puerta y empujó con fuerza, la puerta crujió en sus goznes y se movió unos milímetros, volvió a empujar dejando caer todo su peso contra ella y esta vez la puerta cedió lo suficiente como para cederle el paso. Estaba dentro de la casa. Olía terriblemente a cerrado y a descomposición. Cuando los ojos de la niña se acostumbraron a la escasa luz, pudo apreciar que se hallaba en un gran vestíbulo, escasamente iluminado por unos ventanales lejanos, frente a ella se alzaba una gran escalera divergente que subía al segundo piso. En lo alto de la escalinata se hallaba colgado en la pared un gran retrato, de una bella dama que sonreía, con las manos en el regazo, seria joven y su dorado pelo ensortijado caía en tirabuzones sobre sus hombros. Su piel marmórea dotaba al cuadro de una etérea belleza y contrastaba con sus ojos oscuros y el vestido esmeralda. La niña se quedó fascinada. De pronto una extraña melodía comenzó a sonar por las paredes de la gran casa, sus notas dulces y sinuosas estaban cargadas de nostalgia e inocencia, una melodía que hizo a la niña sentir un gran vacío en el pecho que la turbaba profundamente. De repente la mirada de la dama de verde le pareció triste. La sinuosa música continuaba sonando, como pequeñas campanas que replicaban. Las hechizantes notas hicieron a la niña ascender por las escaleras, hasta un alargado pasillo del ala oeste. Las motas de polvo volaban doradas heridas por la luz del sol naciente, creando una mágica quimera. Poco a poco la melodía pasó a ser mas intensa, y las notas martilleaban acuciantes en los oídos de la niña. Se acercaba a una puerta entornada de la que rebosaban intensos haces de luz. La puerta crujió en sus goznes cuando la niña posó su mano sobre ella y la abrió. La intensa luminosidad la cegó durante unos instantes que tardó en recuperar la vista. Se encontraba en una habitación amplia y polvorienta. La hipnotizante melodía continuaba sonando y la chica supo que venía del una pequeña figura de porcelana abandonada en un rincón. Cuando se acercó más y se arrodilló a contemplarla se percató de que era un pequeño tiovivo musical que giraba lentamente, como dotado de vida propia. Como salida de la nada, una pequeña pelota de trapo golpeó suavemente el pié de la niña. Extrañada miró en la dirección el la que había venido la pelota y se le heló la sangre en las venas. De pié junto a ella se hallaba un niño que la miraba con ojos tristes y brillantes, saltones, como salidos de las órbitas, su piel pálida le pareció a la niña translúcida. Vestía ropas que bien podían ser de hacía dos siglos. Su pelo era de un color rubio pajizo. El niño sonrió como un inocente ángel de Botticelli.
- ¿Vienes a jugar conmigo? – Preguntó con una escalofriante voz de barítono, la música cesó, los caballitos ya no se movían.
Otro niño se paro ante la oxidada y selvática verja y quedó cautivado por la misteriosa áurea de la gran casa. Ora vez resonó la melodía, los caballitos se pusieron en marcha.
domingo, 20 de marzo de 2011
MI VIDA MI AMADA INMORTAL.
Y cuando menos te lo esperas todo lo que creias cierto se reduce a cenizas e ilusiones, todos tus valores, lo bueno y lo malo, la propia dignidad e incluso tu identidad, todo se desvanece como un sueño alocado de verano, como una hoja en otoño, arrastrada por el viento lejos, muy lejos...Y te despiertas replanteandote quien eres, dónde vives, y por qué ...¿Por qué esta existencia que tarde o temprano llegara a su fin? Que se marchitará, que decaerá, que perecerá y sera ovidada por muchos y recordada por nadie...¿Que sentido tiene mostrarse?¿Que sentido tiene esforzarse?¿Que sentido tiene querer, amar, ganar, perder, emborracharse o llorar? Yo solo se que es una terrible manera de pasar el tiempo, y a mi manera amo esa forma de pasar la vida, como se que ella me ama a mi, por mucho que me pegue y me humille.
Mi sufrimiento, mi targedia, mi amor, siempre quedara en tu aire, mi amada eternidad
Mi sufrimiento, mi targedia, mi amor, siempre quedara en tu aire, mi amada eternidad
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