lunes, 20 de septiembre de 2010

Fuck You!!!

No me hables, no intentes convencerme, no me comas la cabeza. No te escucho, ya no escucho tus palabras chucho. Que cuanto mas te doy, mas te creces, acabamos como Hansel y Gretel, comiendonos a bocados. Tus palabras caen en sacos rotos y tus acciones valen aun menos. Cada dia estas mas dado a hacer lo que te plazca, sin pensar que yo estoy a tu lado. Pero ya acabó, este juego diabólico, y tu afición se sume en abismo, con mis ganas y mi cariño.




Emo Graphics

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Screams in the dark!

Todos los alumnos estaban intrigados por saber quien seria el nuevo profesor de historia. Y por que ese arriesgado cambio a mitad de semestre. Y sobretodo…dónde estaba el antiguo profesor Mc Leoth, que se había esfumado sin decir nada a nadie. Los rumores sobre su desaparición circulaban por el campus y se extendían como la peste, rumores que por supuesto, Maggie no conocía. El nuevo profesor aún no había dado señales de vida, llegaba tarde a su primer día. Y los jóvenes hablaban a sus anchas.
Maggie y Beth que estaban en la segunda fila de gradas, observaron cómo Susanne entraba apresuradamente en el aula y subía los escalones de dos en dos hasta donde se encontraban ellas.
- ¿Dónde está el profesor nuevo?- preguntó Susanne mientras tomaba asiento junto a Maggie.
Su pelo estaba mojado y desprendía un penetrante olor a champú de fresa, que hizo que por unos instantes a Maggie todo le oliera a fresa.
- No lo sabemos- contestó Beth desde la diestra de Maggie-llega muy tarde, son casi y veinte…
- Chicas…-les interrumpió ansiosamente Maggie.
Se hizo un silencio sepulcral en el aula. Todos miraban fijamente a la persona que acababa de hacer presencia en el aula. Era un chico que en apariencia no superaría los veinte años. Vestía una camisa arremangada, unos vaqueros desteñidos y unas desgastadas zapatillas de deporte. En su mano llevaba un maletín de cuero negro, y en su cara una sonrisa de confianza. Tenía el cabello oscuro como la noche. Desde su sito Maggie no alcanzaba a distinguir del todo el color de sus ojos, pero estaba completamente segura de que eran claros. El chico se dirigió hacia el atril que había en el centro del aula con paso firme.
- Buenos días clase – dijo. Su voz era suave y sugerente, pero firme a la vez- Siento haberme retrasado, pero me gusta hacerme de rogar- sonrió con picardía y sacó unos apuntes de su maletín- Soy vuestro nuevo profesor de historia, el Sr. Ventee, claro que prefiero que me llaméis Víctor.
Se oyeron murmullos recorriendo el aula. Las chicas se miraron atónitas entre si.
- Esto tiene que ser una broma - oyó decir Maggie a un alumno que estaba detrás suyo- si yo soy mayor que él.
El nuevo profesor, el Sr. Ventee o Víctor hizo caso omiso a los murmullos y siguió hablando.
-Que no os engañe mi apariencia- avisó- o tendré que expulsar a alguno que otro de mis clases.
La gente guardó silencio y la clase avanzó. Maggie estaba fascinada con el nuevo profesor. Se perdió en la suavidad y rapidez de sus movimientos, en sus gestos al explicar, en el entusiasmo que desprendía al hablar…aunque Maggie no se enteró de nada en lo que a la lección concernía.
Hacia el final de la clase Beth se inclinó hacia las chicas haciendo un gesto para que le prestaran atención.
-¿No os parece que está buenísimo?- dijo con emoción contenida. Una risita traviesa se escapó de su boca. Maggie puso los ojos en blanco, aunque no negó la idea y Susanne asintió enérgicamente. El Sr. Ventee carraspeó mirándolas fijamente y las tres dejaron de hablar de sopetón con la sensación de haberlas pillado robando galletas como cuando tenían cuatro años. El timbre sonó y todos empezaron a recoger sus cosas.
- No olvidéis entregarme el trabajo que se suponía que debíais de entregar al profesor Mc. Leoth –recordó.
La gente fue abandonando la sala, siendo Maggie y sus compañeras las últimas en salir.
Cuando Maggie pasó por al lado del profesor Ventee, este la miro fijamente, ella ni se dio cuenta de que sonreía. Solo vio sus ojos, de un color gris plateado, como si brillaran.

sábado, 28 de agosto de 2010

TORTITAS DE TÍ

Tortitas de ti...de tu dulce tacto, de tu salada boca. Tortitas agridulces, de placer y miedo, de risas y llanto. De tranquilidad, de insultos y cumplidos, tortitas de ti. Tortitas de amor y pena, de incertidumbre y seguridad. Sal y azúcar, polos opuestos se atraen.

MIEDO AL C****R

Susto, por un instante susto, miedo, en ese instante miedo. No miedo a ti, no miedo a tu sangre, miedo a perderte, a dejar de verte. Miedo a que esa sombra que es tu figura se disipe y solo tu recuerdo quede para consolarme. No quiero separarme de tus ojos, de tu boca, de tus manos...Antes no estaba del todo convencida, ahora estoy totalmente segura. Aún quedan esperanzas, aún estas entre mis brazos.
Feliz de verte.

domingo, 15 de agosto de 2010

screams in the dark

A la mañana siguiente Maggie no se dignó a despertarse con el ruido del despertador. Sus compañeras de casa ya se habían despertado, pero ella seguía profundamente dormida, lo cual ere inusual en ella.
-Maggie...-la llamó una de sus compañeras, una chica de melena rubia y ondulada y atlético cuerpo de animadora.- despierta o llegarás tarde.
Maggie se removió en la cama y la chica, que respondía al nombre de Linda, la zarandeó suavemente. Maggie acabó por despertarse y se frotó los ojos con expresión soñolienta. Inspeccionó la habitación y encontró a Beth al final de esta, atándose las botas. Beth era una chica de sonrisa amplia y pelo corto, moreno al estilo chico. Le dirigió una sonrisa, que se reflejó en sus ojos castaños y metió en su cartera su amada cámara de fotos.
-Venga levanta dormilona-repitió Beth- tenemos clase en media hora.
-¡¿media hora?!-gritó alarmada.
De un salto salió de la cama y se puso a rebuscar en el armario, cojió unos vaqueros oscuros y una sudadera calentita y se vistió a toda prisa.
-¿Habeis desayunado?-preguntó y entonces se percató de algo-¿dónde está Sussane?
-Se levantó antes para entrenar en la piscina-le informó Beth-te hemos dejado café y tostadas en la cocina.
-Ha...gracias-dijo mientras se pasaba el cepillo por su oscura y densa cabellera.
Desde que se conocieron, sus tres compañeras siempre la habían tratado como a la hermana pequeña, y a Maggie no le molestaba. Aunque tan solo tuviera 17 años había ganado una beca y ahora estudiaba con gente de 21 y 22 años, se sentía una hormigita entre tanto adulto. Por eso no le preocupaba que la protegieran.
-Me voy- anunció Linda mientras cojía los pompones con los colores de la universidad y se echaba la mochila al hombro- recordad que esta tarde hay partido de fútbol americano¿vendréis a verme animar?
-Sí-le respondieron Maggie y Beth a la vez- como siempre.
Linda rió tontamente y agitó los pompones frente a sus amigas. Luego corrió escaleras abajo y se oyó un portazo. Maggie y Beth bajaron a la cocina y mientras Maggie desayunaba Beth la puso al corriente de los últimos cotilleos. Por regla general Maggie no hacía caso a esas cosas. Pero le divertía ver a Beth con los ojos chispeantes de emoción y malicia, por que, no era de esas que despellejan vivos a los demás...se limitaba a escuchar y repetir. O a escuchar y callar.
- ¿Sabes que ha venido un profesor nuevo?- le comentó mientras salían de la casa a la intemperie del helado frío otoñal, de camino al campus.
-no, no lo sabía- dijo Maggie sorprendida-¿ cómo se llama?
-No lo se- dijo Beth bajando la voz de forma misteriosa- dicen que va a ocupar el puesto de la señora Simons en historia...será interesante ¿no?
-Hmm...seh...- Dijo Maggie sin mucho convencimiento.
Atravesaron un pequeño jardín en el que encontraron a mas estudiantes que remoloneaban antes de las clases. Vislumbraron el gigante edificio central dónde impartían la mayoría de las clases. Y abanzaron con la turma hacia otro día de monótonos estudios.
``¿O no?´´.Pensó Maggie recordando al nevo profesor de historia.

viernes, 6 de agosto de 2010


Las horas pasan y la pequeña niña sigue sentada a la mesa de café. la muñeca de tirabuzones rubios a un lado y el osito con pajarita a otro la obserban detenidamente. Tic, tac, tic, tac... suena el reloj de cuco...tic, tac, tic, tac... la niña sostiene la taza de café humeante entre sus níveas manitas...Tic, tac, tic, tac... avanza el tiempo, lento y perezoso, haciéndose de rogar por la niña, que desea que aquello acabe cuanto antes. El osito saca de un bolsillo oculto un pequeño reloj atado con una cadena de plata. La muñeca tamborilea con sus diminutos dedos sobre la mesa impaciente...Tic, tac, tic, tac... la niñita agacha la cabeza mientras dos cristalinas gotas se deslizan por sus mejillas...y comienza a temblar imperceptiblemente....

-Se acabó el tiempo-dice el osito.

jueves, 5 de agosto de 2010

SURPRISSE!!!!!

Y ahora es cuando me toca abrir los ojos de par en par, abrirlos de sorpresa e indignación, porque nunca pensé que eso pudiera ser un problema, un problema mas en mi vida de mierda. Y ese obstáculo me hace sentirme fuerte porque nunca abandonare mi meta, pero a la vez me hace sentir enana y canija,y siento que soy una marioneta en tus manos que tiene que abnegarse a tu voluntad...pero que sepas que con determinación y valor aprendí a soldar...y estoy soldando una daga que cortará todos los hilos que me atan y me retienen...y el macabro titiritero con chistera se quedará sin marioneta....¿Que harás...?¿Comprarte un gato?

screams in the dark

Maggie se despertó bruscamente de su sueño, un sudor frió y pegajoso le pegaba los mechones de su oscuro cabello a la frente. Se meso su larga cabellera nerviosa mente con las manos y se levantó de la cama. Comenzó a pasear por la habitación de arriba a abajo en la penumbra, intentando aplacar sus nervios y a la vez no despertar a sus compañeras. El helado frió otoñal se colaba por una de las ventanas, abierta, y removía las cortinas de manera que recordaban a viejos espectros flotantes. Maggie cerró la ventana a toda prisa con el ceño fruncido y un escalofrío en el cuerpo, no recordaba haberla abierto. Los oscuros y penetrantes ojos del chico de la pesadilla aun la perseguían en su mente y volvió a estremecerse, muerta de frió. Rememoró la pesadilla otra vez, que pese a ser tan sencilla la inundaba de aquel terror inhumano que Maggie tanto detestaba. Su pesadilla recurrente que la atormentaba la mayoría de las noches, cuando no tomaba los asquerosos antipsicóticos que el medico le había recetado. Ella prefería llamarlo así, médico...y no psiquiatra o...loquero. aquel chico de la pesadilla siempre la intentaba tentar a un futuro desastroso que Maggie temía, pero en ninguna pesadilla anterior había intentado tocarla...y en esta... Odiaba aquellas pesadillas de vampiros, y aunque el mundo de fantasía de esos seres siempre la había traído a la vez la asustaba e inquietaba.
Una de sus compañeras de habitación se removió en la cama, tenia el sueño muy ligero, por lo que casi todas las noches se despertaba al oír a Maggie. Esta vislumbró en la penumbra de la habitación como su amiga entreabría los ojos con somnolencia.
-¿Maggie?-preguntó aún medio dormida.
-sí, soy yo-dijo en un susurro-¿te he despertado?
-es que he perdido los tapones-bromeó-¿otra vez la pesadilla?
Asintió timidamente.Casi todas las noche despertaba a Susane por sus recurrentes pesadillas, pero ella siempre la consolaba amablemente. Era una buena amiga.Susanne destapó la cama en la que dormía y palmeó el colchón invitando a Maggie a tumbarse junto a ella. El ulular del viento sonaba intensamente tras las ventanas y Maggie no se lo pensó dos veces, se enfundó en la cama con su amiga. La calidez de Susanne disipó el aterrador frío que se había adueñado de Maggie.
-No te preocupes por nada-le tranquilizó Susanne-no te va a pasar nada son solo pesadillas, no son reales.
-gracias-le susurro Maggie-de verdad muchas gracias, no tienes por que aguantar esto...
-No es nada Maggie-dijo Susanne con gesto serio- es lo que hacen las amigas ayudarse entre ellas.
Maggie y Susanne se abrazaron con fuerza y se fueron adormilando poco a poco.
-Además...-dijo Susanne pasado un rato casi dormida-...me encanta dormir acompañada...
Pero Maggie no la oyó se había sumido en un intranquilo y sobresaltado sueño.

lunes, 12 de julio de 2010

LA MUERTE*para vosotras maria y cristina*

hace un par de días...leí algo que una buena amiga escribió, un relato de una desgracia personal...la muerte de su amiga, lo relataba de tal modo, con tal pasión, que se me puso el vello de punto e hizo que se me aguaran los ojos...en un instante, creí que podría haber conocido a esa maravillosa chica, tal y como la pintaba me dolió que aquella vida tubería que haberse extinguido tan pronto...a los 17 años...esa chica se llamaba Cristina, y tocaba el saxo y la guitarra eléctrica...era independiente y muy buena con su hermano que tenia síndrome de dawn. tenia una vida feliz hasta que el cancer, causado por un tumor en la cabeza le destrozó la vida, se arriesgo a una operación en la que podía quedar ciega...y al salir del quirófano...no volvió a ver la luz...destrozada por la quimioterapia, supo que no saldría de aquel hospital, y dejo a los seres que la amaban llorando por ella, cuando Morfeo la acogió para siempre entre sus brazos. murió...pero dejó estela...gracia a María...dejo huella en mi corazón y espero que también en los vuestros...gracias a María su memoria perdurará por siempre.

jueves, 8 de julio de 2010


y cuando más intentas cumplir tus sueños mas difícil se hace...cuanto mas lo deseas mas se resiste...y en todo este tiempo...solo se que nunca supe como resistir...

martes, 29 de junio de 2010

screams in the dark

-Maggie...-susurró el chico en su mente-sígueme...ven con migo...no tengas miedo...
-no...no...NO!!!-gritó Maggie con todad sus fuerzas-déjame...NO!!
Intento resistirse a la magnetica atrraccion que la imantaba al chico del pelo cano,
pero en aquella densa niebla su cuerpo se movia despacio y con pesadez, como si cada musculo estubiera agarrotado y dolorido. sollozó mientras su cuerpo se dirigia imparable hacia el escalofriante chico. Intentó mover los dedos, pero lo unico que agarraba era la húmeda niebla. En un abrir y cerrar de ojos se hallaba en brazos del desconocido que tantas otras veces le habia acosado en sueños.
-Todo acabará muy pronto -le susurró al oído-ni siquiera notarás el cambio...
Densos lagrimones surcaban el rostro de Maggie y su cuerpo se convulsionava de terror. In tentó gritar pero su mente colapsada por el miedo solo le permitia emitir unos deviles e incongruentes gemidos.
-Shh...-susurro el chico mientras inclinaba la cabeza de Maggie entre sus manos exponiendo su desnudo cuello.
El chico estrechó con fueza su cuerpo y abrió la boca,dejando al descubierto dos relucientes y afilados colmillos. Entonces, cuando el amenazante chico estaba a punto de incar los colmillos en el jugoso cuello de Maggie una luz cegadora ilumino la niebla y la dispersó, Maggie perdió la consciencia.

sábado, 26 de junio de 2010

SCREAMS

Maggie se refugio bajo las sabanas de su cama... así no la verían, no podrían verla...sintió como una niebla gélida y pegajosa se adhería a sus tobillos. comenzo a gemir, apenas podía contener el terror irracional que se apoderaba de ella en aquellos momentos. se obligo a repetirse a si misma-esto no es real solo es una pesadilla- pero la fantasmagorica niebla recorría si descanso su cuerpo...envolviendo.a y asfixiandola. el frió le producía pinchazos en los pulmones...en un instante la niebla lo envolvió todo y Maggie perdió la noción del tiempo y el espacio, ni siquiera estaba segura de quien era...ni por que todo era blanco...una inmensidad blanquecina la rodeaba. ya no estaba en su cuarto. como salido de la nada, de repente,frente a ella apareció un alto y esbelto chico de figura felina. sus grandes y profundos ojos negros eran como dos pozos de perdición en los que Maggie estaba segura de que se ocultaba el mayor de los secretos. su pelo en contraste era plateado, canoso, pero de un color mucho mas intenso, lo que conferia a sus delicados rasgos un áurea antinatural....dos sendas lágrimas rodaron por el rostro de Maggie...el no....otra vez el no...

jueves, 17 de junio de 2010

I´M NOT OKAY.segunda parte.

Cuando sonó el timbre me dirigí a mi taquilla sin mediar palabra con nadie, entonces cuando gire por un pasillo me choque de pleno con una persona que venia en dirección contraria, me maldije por mi torpeza y me agache rápidamente para recoger los papeles k se nos habían caído.
- lo-lo siento-dije en español como acto reflejo.
- No pasa nada- respondió la persona en un español vacilante y con un marcado acento americano, me hizo gracia y sonreí, entonces levante la vista para ver quien destrozaba el español con ese acento.
Frente a mi estaba el chico de negro, el flequillo de pelo oscuro le cubría en parte unos profundos y enigmáticos ojos verdes que me miraban sonrientes. Me cojio los papeles que le tendí y yo cogí mi carpesano.
- adiós -me dijo mientras se alejaba.
- Adiós – le dije sonriendo.
También me crucé por el pasillo con la rubia psicotica que me miraba como si ya me odiase y aquello me reventaba.
A la hora del almuerzo comenzó a llover, no me había traído paraguas, y desee con todas mis fuerzas que parara de llover antes de que sonara el timbre del final de las clases.
Trevor me acompaño en la clase de ciencias de la sociedad, donde también estaba el chico de negro. Averigüe con gran sorpresa, que no todos los alumnos del mismo curso coincidíamos en las mismas clases, solo conseguí ver mas de dos veces en mis clases a Trevor, Matt, el chicote negro y una chica con gafas que tenia pinta de ser simpática.

Por desgracia para mi y otros estudiantes descuidados, cuando sonó el timbre continuaba lloviendo, no estaba acostumbrada a llevar paraguas y además me parecía muy aparatoso, pero en aquel momento habría dado cualquier cosa por uno.
Me dirigí apresuradamente a la secretaria para entregar el papel con los justificantes de asistencia y se me ocurrió que tal vez podrían dejarme un paraguas.
-Disculpen-dije tímidamente-¿Tienen algún paraguas que puedan prestarme?
La secretaria sonrió y se volvió para preguntarle a la chica que estaba con ella, sentada al ordenador y tecleaba frenéticamente.
-No- me dijo la mujer mirándome por encima de sus gafas.- el único que teníamos se lo ha llevado un chico hace poco.
-valla –dije con fastidio- gracias de todos modos.
-de nada-me dijeron sonriendo.-hasta mañana.
-hasta mañana-respondí mientras cerraba la puerta de la secretaría tras de mi.


Me plante ante la puerta principal del instituto, la lluvia repiqueteaba rítmicamente contra los cristales y un espeso manto de nubes de un color gris plomizo cubría el cielo. Entonces volví a maldecir mi inteligencia por ni siquiera ocurrírseme el ponerme una simple sudadera con capucha. Respire hondo y apoyé la mano en la enorme manivela de la puerta cuando una voz me detuvo.
-si sales ahí fuera sin nada vas a acabar empapada y cojeras una neumonía- la voz provenía de, mis espaldas y tenia un timbre grave y a la vez melodioso, me volví para ver a quien le preocupaba mi salud, y allí estaba el chico de negro, apoyándose irónicamente sobre el mango de un paraguas. Me sonrió enigmáticamente con una sonrisa que me hizo sonreír a mí también.
-El problema es que no veo por aquí a ningún caballero con paraguas- dije haciéndome la interesante.
- Mademoiselle – dijo inclinándose ante mí a modo de reverencia, un tanto cómica- yo no soy ningún caballero, pero tengo un paraguas.
Y lo alzo para relevar la cuestión.
-no se por que ya me había dado cuenta-dije de modo sarcástico.
-si la dama me lo permite, estaría encantado de acompañarla a su casa-dijo acercándose a mi y tendiéndome el brazo como los antiguos lords de Inglaterra.
-será todo un placer-dije cogiéndome a su brazo y siguiéndole la corriente.
Me miro con cara divertida y una sonrisa picarona se extendió por su rostro, pensé que era un tipo de lo mas peculiar y que además era muy guapo, de una forma casi tétrica. Salimos al exterior y la lluvia nos azotó, mojándonos los bajos de los pantalones y yo me apretuje mas bajo el paraguas, el no pareció percatarse y seguimos andando.
-¿¿es esta tu forma de ligar??-le dije intentando parecer resuelta.
-¿humm.......?-me miro sorprendido, le había pillado con la guardia baja.
-hablo de evitar pulmonías a las chicas con gentileza.-dije alzando las cejas.
-¡Ho!no...- me miro divertido- solo lo hago cuando llueve…o sea todos los días.
Nos reímos juntos aquel chico tenia un talento para hacer bromas.
-en eso te doy la razón- le dije mientras cruzábamos un jardín - desde que ha venido aquí no ha parado de llover.
-¿hace cuanto te has mudado?-me pregunto.
-no mucho la verdad…unos días…-exactamente 5 días…5 interminables días.
-pues si eres nueva ten mucho cuidado-se inclino hacia mí y me susurro al oído-podrías perderte.
Estalle en carcajadas, perderme, en un lugar como este…ya me lo habían dicho dos veces en aquel día.
Entonces escuche un chapoteo y mire al suelo, habíamos metido los pies en un charco enorme y no veía como salir de el sin mojarme mas de lo que ya estaba. Solté un quejido histérico por lo bajo.
-¡mierda!-exclamo mi acompañante con furia, me miro y, tal vez al ver la cara de desolación e incertidumbre que tenia se hecho a reír. Yo también me reí, pero de lo estúpida que me sentía por haberme sumergido en el charco.
-que idiotas-dije aun riéndome y mirando mis pies mojados.
-¡cuidado!-grito yo no sabia a que venia tanto alboroto, pero ya fue tarde cuando lo descubrí, pues un coche que pasaba a una velocidad, seguramente, más rápida de lo establecido nos salpico de agua embarrada. Oí a mi acompañante gritar y maldecir al coche y a algo mas que no logre identificar. Lo mire y el me miro a mi
-Ho dios…-dije medio riendo-estamos chopados.
Por toda respuesta el rió y continuo andando.
Al final llegamos a mi casa sin más complicaciones…pues los dos sabíamos donde estaba la calle.
-¿seguro que no quieres entrar a secarte?-le pregunte, me partía el alma verlo mojado, con el pelo pegado a la frente y la camiseta pegada al cuerpo…y que cuerpo…me obligué a apartar la mirada del torso del recién descubierto paladín.
-no, no hace falta gracias-dijo con humildad- vivo a la vuelta de la esquina. Por cierto, ¿Cómo te llamas?
-Ariadna Gómez –dije sonriendo.-pero me puedes llamar Ari.
-yo soy Gerard Way, pero todos me llamas Ged.
-hasta mañana Ged –dije mientras abría la puerta.
-hasta mañana-dijo mientras se alejaba-a no ser que me ahogue de camino a casa.
-¡espero k llegues intacto!-le grite para que me oyera por encima del rugido de la lluvia.
Me hizo un gesto con la mano y se dio la vuelta. Cerré la puerta de casa tras de mi y sonreí contenta…ya había hecho amigos.

martes, 15 de junio de 2010

I'M NOT OKAY !

I’m not okay

Cuando llegue a ese pequeño pueblo, nunca imagine que mi vida daría un cambio tan drástico, nunca pensé que se podía pasar tan rápido de estar bien, a estar mal, y diréis… mejor aun , os preguntareis por que lo pienso… si lo pienso es por esto…

Me senté exhausta, en el borde de mi cama… mi nueva cama, mire el reloj digital, era la una menos cinco de la madrugada, la nueva casa no estaba mal, era espaciosa, luminosa, estaba en un vecindario tranquilo… no se que mas podía pedir... a sí, no habernos mudado nunca.
Pero eso era imposible, mi madre era profesora de instituto, y rondaba de aquí para allá, de plaza en plaza, pues si había una plaza vacante mi madre tardaba lo mínimo en ocuparla, pero por fin había encontrado una plaza fija. Y nos habíamos mudado a Colville. Colville era un pueblo húmedo, verde en el que pocas veces sale el sol, pero ¿que podía decir? Estaba en Washington posible mente el lugar mas aburrido de los estados unidos en cuanto a pueblos se tratase.

Solo llevaba un día allí y ya lo odiaba, al día siguiente tendría que enfrentarme al instituto, y el día siguiente estaba por empezar. La una y un minuto.

Me despertó la voz de mi madre.
-venga Ariadna, ¿no querrás llegar tarde a tu primer día de instituto?
Me di media vuelta y seguí durmiendo, como veía que no me dignaba a levantarme tiro con fuerza de las sabanas y me destapo, odiaba que hiciera eso, pero consiguió su propósito, me levante. Desayuné, me asee y cuando estaba a punto de irme me llamo mi madre.
-Ariadna, -me dijo asomando la cabeza por las escaleras- que te valla bien.
Y me dedico una sonrisa que me hizo sentirme calida y me reconforto subiéndome la moral.
Me monte en mí vieja y gastada bici de paseo, color rojo descolorido y emprendí el camino hacia el instituto. No me costo mucho llegar puesto que el pueblo era el mas pequeño que había visto en mi vida. Divisé enseguida el instituto, en cuanto gire la esquina. A duras penas se podía llamar a eso instituto, estaba formado por un gran edificio de tres plantas de fachada de ladrillo rojo, ¿dónde estaba el ambiente estudiantil? en definitiva, la alegría. Aparque la bicicleta y me apresure en atravesar las puertas de cristal. Una vez dentro me fue fácil encontrar la secretaria, tras una puerta con el letrero en ingles. Entre y lo primero que percibí fue un fuerte olor a libros sin estrenar, mezclado con un ligero olor a chocolate y a colonia dulzona, arrugué la nariz, se parecía a la que utilizaba mi madre. Sin que me diera cuenta, por detrás apareció una mujer de cuarenta y muchos menuda y de expresión afable.

-hola –me dijo sobresaltándome ¿te puedo ayudar en algo? –me miro por encima de sus gafas.
-sí, buenas –la seguí con la mirada mientras se situaba detrás de una especie de mostrador- soy Ariadna Gómez.
Me sonrió y se puso a rebuscar en un cajón del enorme archivador que tenia detrás.
-tu madre es la profesora Gómez, ¿no?
-Sí –dije.
-Veamos –dijo mientras sacaba mi expediente- , aquí estas.
Me tendió mi horario, un plano del instituto y la llave de mi taquilla.
-gracias –le dije cociéndolo todo
-espero que te adaptes bien –me dijo con una calida sonrisa mientras me iba-, y procura no perderte.
-Perderme- repetí con tono sarcástico.

Los pasillos estaban llenos de gente que me miraba, algunos de reojo, otros indiscretamente, pero todos con curiosidad. Me dirigí a mi taquilla, la 210, nunca había tenido una taquilla pero me alegre de tener una, metí la llave que la secretaria me había dado y abrí la taquilla, me quite la bandolera y la metí dentro, eran taquillas de cuerpo entero, en la parte inferior había una percha para colgar la chaqueta, la colgué y saque los libros de la asignatura que me tocaba, la clase de ciencias era la 27 b, consulte el plano, estaba cerca.

Cuando entre en la clase ya estaban casi todos los pupitres llenos, el profesor me asigno uno tras unos buenos días. Abrí los libros y ladee la cabeza, de modo que el pelo me cubría parte de la cara. la clase paso deprisa, solo tome unos pocos apuntes sobre la valoración del curso.
Durante el cambio de clase volví a mi taquilla para consultar el horario, allí se respiraba estrés, y hasta cierta hostilidad a los extraños, aquello no era como mi colegio en España, allí todos éramos como una gran familia, pero parecía que en Colville no existía la palabra compañerismo y menos en aquel hostil instituto. Cuando estaba a punto de irme dos fornidos y musculosos chicos se acercaron a mi, pero claro, no era para dirigirme la palabra, eso habría sido tener mucha suerte, en cambio encerraron a un chico con pinta de empollón de clase en la taquilla continua a la mía, hasta entonces pensé k eso solo ocurría en las pelis...y entonces cambio mi suerte, uno de los dos chicos, el mas alto, uno moreno de preciosos ojos azules me hablo.
- hola -dijo- ¿eres nueva? no te había visto antes por aquí.
- si -dije mientras me retiraba el pelo de la cara- soy Ariadna, ari para los amigos.
- yo soy Trevor.
Mientras hablábamos por detrás de trevor asomo su compañero, no tan impresionante pero igual de apuesto.
- hola -dijo- yo soy sam.
- hola - conteste- encantada.
- ¿no eres americana verdad?-pregunto sam- tienen un acento extraño.
- no -dije nerviosa- soy española.
- yo diría que eres escocesa...-dijo trevor.
- no todas las españolas son morenazas cañones...- dije con fastidio cerrando la taquilla, ¿es k ser pelirroja era tan poco típico de España...?vale si, pero eso no era excusa- siento decepcionaros chicos.
- para nada - dijo trevor- ¿de que curso erres? podríamos acompañarte a clase...
-voy a noveno no al jardín de infancia...-dije bromeando.
-¡Ja, ja, ja! que graciosa eres...-se giro hacia su compañero y le sonrió con complicidad-¿no es graciosa sam...?
-Sí y además esta de suerte vamos a la misma clase.
Trevor se acerco a mi y me cogio de la cintura por detrás. Me azore un tanto pero disimule.
-Por favor señorita, si es tan amable siga todo recto el pasillo como indica mi amigo-dijo con voz cómica. Y entonces sam se puso a andar.
-Esperar...-dije preocupada-y el chico de la taquilla...
- No te preocupes nena-dijo sam tirando de mi-ya saldrá...
Mire hacia atrás y vi como un chico total-mente vestido de negro sacaba al empellón de la taquilla, este al verlo se fue corriendo, parecía tenerla tanto miedo como a mis dos acompañantes. El chico noto que le estaba mirando y se volvió, sus profundos ojos verdes me observaron por debajo del oscuro cabello que los cubría esbozo una sonrisa y se alejo por otro pasillo.

El señor simons fue el profesor mas amable que me encontré en aquel instituto, sobre todo por que me informo de mi gran metedura de pata.
-Señorita González-me dijo a través de su tupido bigote-¿estará usted al tanto de que todos los profesores tienen que firmar en una hoja que la secretaria le habrá dado?
Me quede helada y negué con la cabeza, un atisbo de recuerdo surgió en mi memoria.
-Espere...-dije rebuscando entre las hojas de mi carpesano-creo que la metí por aquí sin prestarle demasiada atención...
El señor Simons enarco una ceja y me miro con expresión divertida. Por fin encontré el dichoso papelito y se lo entregue sonriente, lo firmo y me indico que me sentara en un pupitre, delante de el todo. El profesor Simons empezó la clase hablando de Sekspeare…Trevor, k estaba en el pupitre de detrás le pego una patadita discreta a mi silla, me gire rápidamente y la sonreí, el puso cara de aburrimiento y me di la vuelta riéndome, pero al volver la cabeza atisbe por el rabillo del ojo una rubia k me miraba furibunda. No volví a girarme en toda la clase.

lunes, 14 de junio de 2010

holaaaa!!!

Y *redoble de tambores...*aki mi nuevo blog!!
y único...xD bueno...en definitiva....ire subiendo escritos y dibujos y eso...pero hasta entonces....intentare no tener el blogg abandinaillo...!!